Origen de las marcas
Esta marca nace a principios del ciclo pasado con el objetivo de satisfacer las necesidades de constituir productos de belleza y cuidado personal. Con más de 90 años en el mercado la marca Véritas es reconocida y destacada por la venta polvos desodorantes, polvos pédicos, cuidado del bebe, jabones de glicerina, jabón líquido para manos, desodorantes, cremas corporales, geles fijadores, espumas de afeitar, colonia, Body splash y Antitranspirantes en aerosol, roll on y cremas.
Nace de la mano de la firma Alberto Culver Corp en la década del 50 en California, EEUU. Originalmente el objetivo era mantener hermoso y saludable el cabello de destacadas estrellas del cine y la televisión que exponían su cabello a las luces del set de filmación durante largas jornadas de grabación. Ese escenario impulso a la marca a desarrollar una fórmula que conjugaba cinco vitaminas esenciales que le otorgaban un cuidado especial al cabello para que soporte los sets, esté sano y luzca bien.
En la actualidad VO5 confiere la posibilidad de mantener la belleza del pelo en condiciones extremas, sin provocarle daños a futuro manteniendo la icónica formula de las cinco vitaminas.
Mantener el cabello vital y vigoroso ha sido la misión desde 1955. Hoy en día, la marca cuenta con una amplia gama de productos, sea cual sea tu tipo de cabello o estilo, VO5 tiene un producto que se ajusta perfecto a las necesidades de tu cabello y tu bolsillo.
La llegada al Río de la Plata del Dr. en Química Miguel Puiggari en 1851 constituyó el primer eslabón de una cadena científico-profesional que daría lugar a la creación del más antiguo laboratorio fundado por inmigrantes catalanes en estas argentinas. Como ya se ha dicho, Miguel Puiggari perteneció al grupo de destacadas personalidades de esa cultura que arribaron a Buenos Aires antes de la entrada masiva de españoles a fines del siglo XIX y principios del siglo XX. Su trayectoria como científico, profesor y funcionario en la época de formación de la joven Argentina estableció las bases institucionales del quehacer farmacéutico local y colaboró a través de la formación e investigación en la construcción de redes científicas y profesionales farmacéuticas en nuestro medio que se prolongaron a lo largo de cinco generaciones familiares. Con él se evidenció por primera vez la intención de vincular ciencia e industria en Argentina cuando planteó su preocupación por la escasez de recursos y la falta de condiciones estructurales para establecer nuevas industrias. Su criterio sobre la necesidad de crear industrias en países agrícolas y generar entornos propicios para ese desarrollo era posiblemente su forma de expresar el seny catalán en tiempos de la temprana industrialización argentina. La diversificación de las actividades profesionales de Puiggari en la cátedra universitaria, la asociación farmacéutica de Buenos Aires y como funcionario en distintos organismos de control estatal, le restaron el tiempo necesario para iniciar su propia empresa (motivo por el cual había emigrado a la Argentina) y fue su hijo Miguel quien concretó este proyecto.
El Dr. Miguel Puiggari hijo era químico como su padre, y en 1903 había logrado desarrollar un nuevo medicamento veterinario llamado Sarnol Triple a partir de las investigaciones realizadas en la oficina de su farmacia. Sus investigaciones se asociaban a las demandas de la producción agropecuaria local que debía enfrentar el recurrente problema de la sarna y la garrapata en el ganado bovino, una de las principales fuentes de divisas de la Argentina. El Sarnol Triple constituía una innovación mundial en el terreno de los antiparasitarios y su eficacia para combatir la garrapata fue tal que el gobierno de Texas (Estados Unidos) exigió su aplicación a todo ganado que entrase o saliese del estado y lo mismo sucedió en varias provincias argentinas. Frente a este potencial negocio, el Dr. Miguel Puiggari hijo se decidió a establecer una empresa industrial y fundó La Fármaco Argentina S.A. en 1905, de ahí el nombre de la marca en la actualidad.
El Dr. Miguel Puiggari hijo era químico como su padre, y en 1903 había logrado desarrollar un nuevo medicamento veterinario llamado Sarnol Triple a partir de las investigaciones realizadas en la oficina de su farmacia. Sus investigaciones se asociaban a las demandas de la producción agropecuaria local que debía enfrentar el recurrente problema de la sarna y la garrapata en el ganado bovino, una de las principales fuentes de divisas de la Argentina. El Sarnol Triple constituía una innovación mundial en el terreno de los antiparasitarios y su eficacia para combatir la garrapata fue tal que el gobierno de Texas (Estados Unidos) exigió su aplicación a todo ganado que entrase o saliese del estado y lo mismo sucedió en varias provincias argentinas. Frente a este potencial negocio, el Dr. Miguel Puiggari hijo se decidió a establecer una empresa industrial y fundó La Fármaco Argentina S.A. en 1905, de ahí el nombre de la marca en la actualidad. La sociedad inicial fue una Sociedad Anónima conformada por el aporte de capital de reconocidos farmacéuticos de la ciudad de Buenos Aires como los señores Nelson, Goenaga, Cartavio, Pedro Etcheverry y Miguel Puiggari, todos ellos pertenecientes a la colectividad española y miembros de una selecta red científica local. En 1908 la empresa se amplió hacia la fabricación de medicamentos humanos con el aporte de capital realizado por dos nuevos socios de la misma comunidad, los señores Carlos Menéndez Behety, estanciero, y Julio Gómez Palmés, propietarios de almacenes de ramos generales. En el año 1936 La Fármaco daba otro salto cualitativo dentro del sector de medicamentos, en este caso de uso humano, produciendo insulina bovina a partir de materia prima nacional. Si bien no se trataba de una innovación absoluta como en el caso del Sarnol, la investigación llevada a cabo en este laboratorio biológico se encontraba muy cerca de la frontera tecnológica y del conocimiento de la época. El prestigio de este laboratorio en el mercado argentino se mantuvo a lo largo de cuatro generaciones de químicos y/o farmacéuticos. Mientras siguió esta estrategia basada en el conocimiento y la producción industrial farmacéutica fue uno de los grandes laboratorios nacionales. A partir de fines de los cincuenta, vendió su laboratorio biológico a Eli Lilly, uno de los líderes mundiales en insulina, y se concentró en la rama de higiene personal y perfumería. En la década del 70 se reduce a empresa familiar de los Puiggari y es vendida en 1998 a la multinacional de higiene personal Albert Culvert y Cía.
En la actualidad Fármaco, marca dermatológicamente testeada, se especializa sobre el cuidado de la salud y de la piel. Contiene dentro de su cartera de productos un jabón para cada tipo de piel, especialmente adaptados para cada persona, además cuenta con labiales que buscan preservar y cuidar nuestros labios.